miércoles, 13 de julio de 2011

LA QUE LLORA (NUESTRA SEÑORA DE LA SALETTE) 1ra Parte

Hago énfasis en estos tiempos tan calamitosos en sentido moral y espiritual que corre borracha esta humanidad que cree vivir sin Dios. Pondré en su conocimiento la totalidad del libro que tengo en mis manos sobre el Mensaje en que la Santísima Virgen reveló al mundo ya hace mas de 165 años y en el transcurrir del tiempo estas profecías se han estado cumpliendo sin saltearse ninguna . Sin embargo la generación de los 40 del siglo 19 no es la generación casi apóstata del siglo 21 que merece más el látigo de la Justicia que de la Misericordia Divina , amén de estas cosas por venir doy paso mucho mejor a las advertencias del cielo que en boca de la Madre de todos los hombres hacen temblar a cualquiera , menos de un sector frío del Clero católico y fariseo que la han combatido desde la insana persecución de los niños videntes portadores del mensaje hasta la incredulidad en el tiempo presente diciéndole :

¿Señora por que llora ?


"¡Cuanto tiempo hace que sufro por vosotros , y vosotros nos os preocupáis en absoluto por ello!"


Eso si duele hermanos , que nuestra Madre nos diga este mensaje , es un mensaje para nuestro corazón . ...dejo ahora que en este capítulo es muy importante saber lo que nos espera ...si no regresamos a Dios.



LA SALETTE

“Por María, en efecto, se operó el principio de la salvación del mundo, y por María también ha de consumarse la obra de nuestro remedio”.

San Luis Grignón de Monfort – Devoción a la Santísima Virgen.



















Melania, quien junto con Maximino son los testigos de La Salette, nació en 1831, poco más de un año después que en la Rue du Bac Nuestra Señora hablara a Santa Catalina Labouré, mostrándole la Medalla Milagrosa.
Tenía entonces catorce años; el niño solo once. Ambos eran sencillos campesinos montañeses sin instrucción, hasta el punto de que no sabían francés, mas sólo el dialecto hablado en Corps, Grenoble.
Es la misma niña quien nos trae, con sus palabras, el relato de la aparición, escrito treintaidos años después de haber vivido su encuentro con la Mamá del Cielo.
Ambos cuidaban vacas cuyos propietarios eran vecinos del lugar.  Sólo se habían conocido el día anterior.
“…el siguiente día, 19 de setiembre (de 1846), en el camino encontré a Maximino; subimos la montaña uno al lado del otro.   Descubrí que Maximino era muy bueno, muy sencillo, y que le agradaba la conversación que yo quería sostener; también era sumamente dócil; pero algo curioso, porque cuando estaba lejos de él, si me veía inmóvil, acudía rápidamente para ver que hacía, u oír lo que yo decía a las flores del buen Dios; y cuando no llegaba a tiempo, me preguntaba que había dicho.  Maximino me pidió que le enseñara algún juego,  La mañana era ya avanzada; díjele que recogiera flores para hacer el Paraíso.
“Los dos nos pusimos a trabajar en eso; pronto tuvimos una cantidad de flores de diversos colores.  El Ángelus del pueblo se podía oir, pues el tiempo estaba bueno y el cielo diáfano.
“Después de haber dicho al buen Dios lo que sabíamos, propuse a Maximino conducir nuestras vacas hacia una meseta junto a la quebradita, donde hallaríamos piedras para construir el Paraíso.  Llevamos nuestras vacas a dicho lugar, y seguidamente tomamos nuestra frugal comida; luego nos pusimos a acarrear piedras y a levantar nuestra casita, que consistía en una planta baja que quería representar nuestra vivienda, y después, un piso superior que para nosotros sería el Paraíso.
“Esta planta estaba cubierta de flores de diversos colores, algunos de cuyos tallos sostenían coronas.  El Paraíso se hallaba cubierto con una sola y ancha piedra, que habíamos tapizado con florecillas; también por todo su contorno habíamos suspendido coronas.  Terminada nuestra obra, la contemplamos; nos acometió el sueño, y, alejándonos unos pasos de allí, nos dormimos sobre el césped.
“La ¨Bella Señora se sentó sobre nuestro Paraíso sin hacerlo desmoronar.
“Habiéndome despertado y no viendo a nuestras vacas, llamé a Maximino y trepé al pequeño montículo.  Desde allí observé que nuestras vacas estaban echadas tranquilamente, y volví a bajar, al tiempo que Maximino subía la misma cuesta, “cuando de pronto vi una hermosa luz, más brillante que el sol, y apenas pude articular estas palabras : “Maximino, ¿ves aquello? ¡Ah, Dios mío!”.
“Al mismo tiempo dejé caer el cayado que tenía en la mano.
Yo no sé qué impresión deliciosa tuve en ese momento, pero me sentía como atraída, dominada por un gran respeto pleno de amor, y mi corazón hubiera querido correr más de prisa que yo”.
En ese momento Maximino, atolondrado, tuvo una reacción muy diferente.  Creyendo que Melania estaba asustada blandió amenazadoramente el palo que tenía en sus manos contra la luz mientras decía :
-“Si nos toca, yo le daré un buen golpe”.
Ya la luz se había detenido.  Melania, de inmediato, reconoció a la Virgen María y fue presa de temor, casi de espanto, al darse cuenta que lloraba.
“Miré fijamente esa luz que aparecía inmóvil; y como si se hubiera abierto, vi otra luz mucho más esplendorosa que se movía, y en medio de ella a una Bellísima Señora sentada sobre nuestro Paraíso, con la cabeza entre las manos.  Esta bella Dama se levantó, cruzó a medias sus brazos, observándonos y nos dijo” :
-Acérquense, hijos míos, no tengan temor; estoy aquí para anunciarles una gran nueva.
“Estas dulces y suaves palabras me hicieron volar hacia ella, y mi corazón habría querido adherirse a ella para siempre.
“Llegada muy junto a la Bella Dama, delante de ella y a su derecha, comienza su discurso, y de sus bellos ojos las lágrimas también comienzan a rodar”:
-Si mi pueblo no quiere someterse, me veré obligada a dejar caer la mano de mi Hijo.  Ella es tan ruda y tan pesada, que ya no puedo contenerla más.
¡Cuánto tiempo hace que sufro por ustedes!  Para que mi Hijo no los abandone, es indispensable que le ruegue incesantemente.  Ustedes no se preocupan en absoluto por ello.  Por mucho que rogaran, por mucho que hicieran, nunca llegarían a recompensar la pena que me he tomado por ustedes.
Les he dado seis días para trabajar, reservándome el sétimo, y o se quiere acordármelo.  Esto es lo que tanto hace pensar el brazo de mi Hijo.    Los que conducen las carretas no saben hablar sin mezclar en ello el Nombre de mi Hijo.  Estas son las dos cosas que hacen tan pesado el brazo de mi Hijo.
Si la cosecha se arruina, la culpa es sólo de ustedes.  Yo se los hice ver el año pasado en las papas, pero no han hecho caso alguno; al contrario, cuando las encuentran podridas, juran y mezclan el Nombre de mi Hijo.  Continuarán pudriéndose; en Navidad ya no habrá más.
Melania no entendía bien el mensaje.  La Virgen se lo repite, y luego continúa :
-          Si tienen trigo, no deberá ser sembrado.
Todo lo que siembren será devorado por los animales; y lo que                                                      germine se transformará en polvo cuando vayan a cosecharlo.  Sobrevendrá una gran miseria.  Antes que ésta se produzca, los niños menores de siete años, serán presa de un estremecimiento y morarán en brazos de las personas a cuyo cargo estén; los otros harán penitencia por el hambre.  Las nueces se echarán a perder y se pudrirán las uvas.
Es necesario detenerse aquí un momento.  Estas amenazas eran condicionales : Si mi pueblo no quiere someterse.  El movimiento de conversión, luego de la Aparición de María, o fue lo suficiente; muchos no creyeron en él; hubo quienes lo ridiculizaron.  Es pues necesario brevemente examinar el cumplimiento de las predicciones hasta aquí expresadas, antes de continuar con lo que propiamente se ha llamado el “secreto” de la Salette.
En toda Francia y en el extranjero, es invierno fue terrible.
Se pudrieron las papas. Los diarios londinenses del 21 de enero del año siguiente dan la noticia que las pérdidas sólo en Irlanda se estimaron en 12 millones de libras esterlinas (de la época).   Años después, la población irlandesa descendió de 8 a 5 millones debido a emigración y muerte por hambre.   La enfermedad de pictin arrasó el trigo en Europa desde 1851; las espigas se agusanaban.  Entre 1854 y 1855 los diarios de la época hablan de más de un millón de muertos de hambre.  Y el mal no terminó ese año.  Ya en 1847 hubo una gran mortandad de niños en Corps.  En 1854, a causa de la fiebre miliar, setentaicinco mil niños menores de siete años murieron en Francia, con los síntomas anunciados.  Tanto la peste de los nogales como la de los viñedos están suficientemente atestiguadas por la prensa y los informes técnicos de las autoridades de entonces.
Volvamos al testimonio de Melania.
“Al llegar a este punto, la Bella Señora que me cautivaba, permaneció un instante sin hacerse oír; sin embargo, yo veía que ella, como si hablara, seguía moviendo graciosamente sus amables labios.  Maximino recibía entonces su secreto.  Después, dirigiéndose a mí, la Santísima Virgen me habló y me dio un secreto en francés.  Helo aquí, todo entero y tal como ella me lo diera” :
1.    Melania, lo que voy a decirte ahora, no  será siempre un secreto; podrás publicarlo en 1858.
Notaré que el año indicado, el 11 de Febrero, la mamá Celestial, en Lourdes, habla a Bernardette.
2.    Los sacerdotes, ministros de mi Hijo, los sacerdotes, por su mala vida, por sus irreverencias, y por su impiedad en celebrar los santos misterios, por su amor al dinero, a los honores y a los placeres, se han convertido en cloacas de impurezas.  Sí, claman venganza, y la venganza está suspendida sobre sus cabezas.  ¡Maldición a los sacerdotes y a las personas consagradas a Dios, que con sus infidelidades y su mala vida crucifican de nuevo a mi Hijo!  Los pecados  de las personas consagradas a Dios claman al Cielo y piden venganza, y ésta se halla suspendida sobre sus cabezas, porque nadie implora ya misericordia y perdón para el pueblo, porque no hay  ya personas dignas de ofrecer la Víctima Inmaculada al Eterno, a favor del mundo.

3.    Dios va a herir de un modo como no hay ejemplo.

4.    ¡Desventurados los habitantes de la tierra!   Dios va a agotar su cólera, y nadie podrá sustraerse a tanto males reunidos.

5.    Los jefes, los conductores del pueblo de Dios, han desdeñado la oración y la penitencia, y el demonio les ha ofuscado la inteligencia; se han transformado en estrellas errantes que el viejo diablo arrastrará con su cola, para hacerlos perecer.  Dios permitirá a la vieja serpiente sembrar la división entre los reinantes, en todas las sociedades y en todas las familias; se padecerá males físicos y morales; Dios abandonará a los hombres a sí mismos y enviará castigos que se sucederán durante más de treintaicinco años.

6.    La Sociedad está en vísperas de los más terribles azotes y de los más grandes acontecimientos; se debe aguardar a ser gobernados por una barra de hierro y beber el cáliz de la cólera de Dios.

7.    Que el Vicario de mi Hijo, el Soberano Pontífice Pío IX, no salga más de Roma, desde el año 1859; pero que sea firme y generoso, que luche con las armas de la fe y del amor; yo estaré con él.

8.    Que desconfíe de Napoleón; doble es su corazón, y cuando intente hacerse, al mismo tiempo, Papa y Emperador, Dios no tardará en abandonarlo; es un águila que, queriendo elevarse constantemente, terminará por caer sobre la espada de la cual quería servirse para hacerse elevar por los pueblos.

9.     Italia será castigada por su ambición de sacudir el yugo del  
  Señor de los Señores; también será entregada a la guerra; la sangre correrá por todas partes; las iglesias serán cerradas o profanadas; los sacerdotes, los religiosos, serán expulsados; se les hará morir, y de una manera cruel.  Muchos abandonarán la fe, y grande será el número de los sacerdotes y religiosos que se separarán de la verdadera religión; entre ellos también habrá obispos.

10.    Que el Papa esté en guardia contra los hacedores de 
      milagros, porque ha llegado el tiempo en que los prodigios
      más estupendos tendrán lugar sobre la tierra y en los aires.

11.    En el año 1864, Lucifer y gran número de demonios serán  
     destacados desde el infierno poco a poco abolirán la fe,
     hasta en las personas consagradas a Dios; las cegarán de tal
     modo, que salvo el caso de una gracia particular, esas
     personas tomarán el espíritu de los malos ángeles; muchas
     casas religiosas perderán totalmente la fe, y perderán
     muchas almas.

12.   Los malos libros abundarán sobre la tierra, y los espíritus de las tinieblas difundirán por todas partes un relajamiento universal para todo lo que se relacione con el Servicio de Dios; adquirirán un enorme poder sobre la naturaleza; habrá iglesias al servicio de esos espíritus malos, y hasta sacerdotes, porque ellos no serán guiados por el buen espíritu del Evangelio, que es espíritu de humildad, caridad y celo por la gloria de Dios.  Se hará resucitar a muertos y justos.  (“Es decir, que esos muertos tomarán la imagen de las almas justas que habían vivido sobre la tierra para seducir mejor a los hombres; esos presuntos muertos resucitados, que no serán más que otras tantas imágenes del demonio predicarán otro Evangelio contrario al del verdadero Cristo Jesús, negando la existencia del Cielo, serán también las almas de los condenados.  Todas esas almas aparecerán como unidas a sus cuerpos”).  Habrá extraordinarios prodigios en todos los lugares, porque la verdadera fe se ha apagado y la falta luz ilumina el mundo.   ¡Ay de los príncipes de la Iglesia que sólo se hayan ocupado de acumular riquezas sobre riquezas, de salvaguardar su autoridad y de dominar con orgullo!.

13.   El Vicario de mi Hijo tendrá mucho que sufrir, porque durante un tiempo la Iglesia será víctima de grandes persecuciones; será ése el tiempo de las tinieblas; la Iglesia pasará por una horrorosa crisis.

14.   Olvidada la santa fe en Dios, cada individuo querrá guiarse por sí mismo y ser superior a sus semejantes.  Los poderes civiles eclesiásticos serán abolidos, y pisoteados serán todo orden y toda justicia; no se verá más que homicidios, odio, envidia, mentira y discordia, sin amor por la patria ni por la familia.

15.   El Santo Padre sufrirá mucho.  Yo estaré con él hasta el fin para recibir su sacrificio.

16.   Los malvados atentarán muchas veces contra su vida sin poder hacerle daño; pero ni él ni su sucesor verán el triunfo de la Iglesia de Dios.                                          (Continuará…)


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